Conversación con Yuyo Noé

Mar Argentino: Arte y Conservaciónes una iniciativa de la Fundación Ecocentro que busca generar conciencia acerca de los problemas ambientales y de conservación que sufre el mar. La incorporación de la obra de Luis Felipe Noé “Columna de agua” a este proyecto, posibilitó su presencia en el Ecocentro, y una imperdible oportunidad de conversar con él.

 

A: Yuyo, me preguntaba ¿en tu obra hay alguna idea o concepto que va repitiéndose?

Y: En mi obra en general la idea, el tema, es el caos. Ahora, ¿qué entiendo por caos? No es el desorden. Entiendo por caos el orden del tiempo. Es curioso, estoy hablando de un arte estático como la pintura, pero, ¿cómo hablo de caos en un arte estático? Todo lo que se ve se “estabiliza” en el instante en que se ve. Como un fotógrafo deportivo que capta el instante de un futbolista cuando, en el aire, está por patear una pelota. Hay un instante que me interesa del tiempo que vivimos pero, como es muy complejo, me intereso entonces en la complejidad de un instante del mundo. Cuando era joven, primero entendí el caos como el desorden y luego como una nueva estructura, lo que me llevó a realizar instalaciones muy complejas. Por todo esto, y como consecuencia, durante nueve años no pinté. Incluso ensayé asumir el caos con ambientaciones hechas con espejos planos cóncavos, para reflejar la movilidad que existe cuando uno entra a un espacio y todo se transforma. Quería hacer algo objetivo y no subjetivo. La experiencia duró lo que duró. Luego vinieron nueve años donde hasta dejé de dibujar, pero poco a poco volví hacia el dibujo primero y luego a la pintura. Además estaba enseñando a pintar, porque de algo tenía que vivir. Si bien tenía un bar, éramos muchos socios. Volví a la pintura en el año 75. Después vino el golpe militar. A raíz de que pocos meses antes unos policías me habían visitado, y no porque estuviese en algo pesado, sino porque estuve como interventor en el Departamento de Arte de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en 1973/74, y también por razones de una alergia natural que tengo a los gobiernos militares, decidí irme a Francia. Allí estuve 11 años y luego volví. Entre tanto, hice un viaje al Amazonas, con un amigo brasileño, gran poeta, Thiago de Mello, que era de esa zona y que luego de su exilio, me invitó al lugar. Yo, con la naturaleza vegetal, ya había tenido una etapa previa a mi viaje a París y que estuvo centrada en la naturaleza. Fue cuando alquilaba una casa en el Tigre. Y volví al caos, pero como propio de la naturaleza. Al tema del caos lo comencé a encarar a partir querer superar la división entre figuración y abstracción, que fue la característica del grupo inicial que teníamos con Deira, Macció y de la Vega, conocido como “Nueva Figuración”. Pero por algo la primera exposición que hicimos se llamó “Otra Figuración” y las siguientes con nuestros propios nombres. En realidad el término “Nueva Figuración” nunca me gustó y ni siquiera así se llamó. Nos llamaron con este nombre los críticos. Pero eso fue una etapa que duró cuatro años. Desde fines del siglo pasado y comienzo de este me interesa, además de la división entre abstracción y figuración, otra: la que existe entre dibujo y pintura. Un accidente que tuve, que no me permite levantar el brazo derecho, me hizo trabajar sobre una tabla. Y allí aproveché a entenderme más con la relación pintura y dibujo. Dibujo, no en el sentido de lo que se entendía tradicionalmente, que es hacer una representación y después colorearla, sino entender la libertad de la línea, la libertad de la estructura de una línea, del movimiento compositivo lineal, jugando con los colores. Pero también dejo espacios blancos o espacios de puras líneas negras. Toda esa interrelación es lo que en este momento más me interesa.

A: En ese caos que planteas, ¿hay un caos interior y otro exterior, es decir el mundo que te rodea? ¿Qué cosas de ese mundo influyen en vos?

Y: Ante todo te quiero decir lo que para mí es caos. Para mí caos no es desorden. Orden y desorden son categorías estáticas. Yo, por ejemplo, me voy de mi casa, dejo las cosas como supongo que tienen que estar y de repente vuelvo y me encuentro con todo hecho un despelote, (¿habrán entrado los ladrones o la policía?, para el caso es lo mismo, dieron vuelta todo). Son situaciones estáticas, estaba ordenado o desordenado. El caos no tiene nada que ver con eso. El caos es el orden del tiempo. Es el orden de lo que permanentemente se va transformando. Y la gente quiere asirlo por sus necesidades subjetivas, creyendo que está en un mundo estable. Pero el mundo nunca es fijo. Sino no tendría la geografía que tiene en la actualidad, el universo no sería como es y ni hablemos de los órdenes históricos, estaríamos en el imperio romano o, peor todavía, en la época de los dinosaurios. En una palabra, no hay situaciones estables. Todo se va transformando permanentemente y tendríamos que saber eso. Ahora bien, yo soy pintor, a mi me gusta un arte que parece estático, pero estático en un mundo en permanente transformación. Cuando me hablan de orden en pintura no se de qué me están hablando, cuando yo vivo en un mundo en permanente transformación. Por eso trato de entender la imagen estática en un mundo no estático.

A: Esa transformación que mencionás ¿se va dando mientras desarrollás una obra? ¿Conocés de antemano el final?

Y: Lo único que sé es que comienzo una obra, cómo termina no tengo la menor idea. Convoco y sigo. Yo me entiendo con una obra en la medida que la voy haciendo. A mitad de la obra, me nace el título. Pero tengo que hacer una salvedad, eso es así casi siempre, pero no siempre. Por ejemplo, a veces se me ocurre un tema o una estructura, o una estructura que me condiciona la construcción de una obra, incluso que supere el rectángulo, se vaya fuera de él, saliéndose. De todas maneras se mantiene la ley de saber qué es lo que estoy haciendo en la medida en que lo estoy haciendo. Cuando se rompe la estructura clásica de la obra, con siluetas o lo que sea, me doy cuenta muchas veces en el mismo momento en que lo voy estructurando. Pero a veces, también tengo un tema. Son pocas. Por ejemplo, una vez pinté un cuadro díptico llamado “El poder y su base” (1989). Lo hice en la época de Menem como una representación del poder con personajes, con toda su riqueza en la parte superior y en la inferior una multitud compuesta por gentes apenas insinuadas la que constituye la base del poder que está arriba. Fue algo muy figurativo para lo que es generalmente mi obra, que juega entre lo figurativo y lo abstracto. De lo más figurativo que he hecho. En la parte superior un rectángulo con figuras bien precisas y en la parte de abajo en diagonal, en perspectiva, su base. Esta es confusa, con grises y sugerencias de gente. El pueblo que votaba. En ese caso tuve un tema, pero no es habitual en mí. También lo tuve para “Columna de agua”, que pinté para exhibir en el Ecocentro, donde el tema estaba de antemano determinado. A veces me interesa un tema por equis razón y lo interrelaciono con mi dinámica personal. En el caso de esta obra tuve que estudiar la población de la obra, es decir, como ir poblando la imagen. Las imágenes de los peces, de los seres marinos. No me fue fácil. Estudié esas imágenes sobre todo al tener que ubicarlas, como se planteó inicialmente, en distintos niveles de la profundidad del mar. La realización me gustó mucho. No es una obra típicamente mía, pero su realización hace que, de alguna manera, sea típicamente mía porque soy, ante todo, un ser contradictorio.

A: Ya que hablamos de la obra y que estamos en el Ecocentro en Puerto Madryn, con el mar frente a nosotros, ¿Qué te evoca el mar? ¿Cuáles son tus primeros recuerdos?

Y: El primer recuerdo que tengo del mar no es una anécdota que me corresponde a mí sino a mi hermana. Me contaban de chico, como cosa graciosa, que mi hermana cuando era chiquita y vio por primera vez el mar dijo “cuánta agua hay en el suelo”. Siempre me fascinó el agua, como me fascinan las montañas, el mar, los ríos, o sea la naturaleza del mundo en el que vivo, incluida la gente. He pintado varios cuadros pero no sobre el mar, sino más bien sobre el río. El río es el Amazonas, o mejor dicho, un afluente del Amazonas, donde viví una vez la sensación de que me podía ir al diablo en el medio de una tormenta. Estaba en un bote donde había un gran cerdo que se había matado para comerlo a fin de año. Por el peso del animal, tuve toda la sensación de que nos íbamos al diablo. A partir de allí pinté varios cuadros que tuvieron que ver con la tempestad.

A: Interesante… Vos me contás sobre ese viaje al Amazonas y yo recuerdo que siempre pensé que en algunos de tus cuadros había una idea de vegetación, una sensación de selva presente… pero a veces sin plantas!

Y: Para mí la selva es natural o humana. Yo creo que estamos superados por el contexto. El hombre primitivo estaba superado por un contexto natural. Nosotros estamos superados por un contexto cultural. Y me interesa la lucha del hombre contra ese contexto. En ese sentido, es una de las maneras de encarar mi tema del caos. La lucha contra aquello que parece siempre estar y que siempre te desafía. La naturaleza siempre está latente en mi obra. Pero esa naturaleza es humana, vegetal, marina, o lo que sea.

A: Cuando empezamos a pensar en “Columna de agua”, fuiste a ver la película “Océanos”. ¿Hacia dónde se disparó tu imaginación con esa película?

Y: Admiro al realizador francés de la película “Océanos”, que también hizo otra sobre las migraciones de las aves. Son dos películas que me motivaron muchísimo. Las admiro como están realizadas. Eso fue, al principio, un punto de apoyo. Luego comencé a estudiar el caso. Incluso vi una película que me regaló Lucile, la compañera de mi hijo que es cineasta al igual que él. Era una película sobre el fondo del mar y con ella empecé a tomar conciencia sobre la historia del mar. Cuando fui a Francia el año pasado, visité el acuario de París y compré muchos libros, incluso libros para chicos sobre el tema y me fascinaron. Luego hubo que elegir las imágenes y el problema que se me presentaba era que no sabía las proporciones, el tamaño de los animales. Pero me jugué al ponerlos adelante o atrás.

A: ¿Así comenzaste “Columna de Agua”?

Y: “Columna de agua” fue una estructura que me sugeriste vos. Yo pensé en un cuadro vertical, en lugar de horizontal, con seres marinos.

A: Todos esos seres marinos que retratas en “Columna de agua”, hoy por hoy viven en un ambiente frágil, en peligro. ¿Qué cosas te transmiten fragilidad en el mundo?

Cuando yo te hablo de que creo en el caos como lo único estable, es que creo que todo el concepto de orden, de estabilidad, es frágil. La fragilidad es la ley del orden, es decir, todo se quiebra para renovarse permanentemente. Los seres mismos se han ido transformando, si no estaríamos en la época de los dinosaurios. Darwin ha hablado de esas transformaciones. Yo no sé lo que ha ocurrido con seres muy esenciales como pueden ser los de la profundidad del mar si, a su vez, también ellos sufrieron transformaciones. Lo más probable es que sí, que todavía hoy en día los estén descubriendo. Me acuerdo cuando hace unos años fui invitado a una residencia de investigadores, intelectuales y artistas en Bellagio, Italia. Había allí un investigador que hablaba sobre temas marinos y nos pasaba una serie de imágenes que había filmado presentando nuevos animales. Los investigadores siguen encontrando nuevos “bichos”.

A: Es tan cierto lo que decís, que hay quienes afirman que sabemos más sobre la superficie de Marte que sobre el océano profundo. Ahora bien, el mar y sin duda la idea detrás de “Columna de agua”, también está relacionada con el vacío. En el mar hay determinados lugares que presentan gran cantidad de vida pero en otros está completamente vacío. ¿En tu obra hay vacíos también?

Y: Yo prefiero hablar de espacio. Lo que rodea a esa persona que está parada allí, no es vacío. El espacio la está esperando. El espacio es el principal protagonista de todo nuestro orden. Yo no creo que haya vacío. Hay espacio y seres de todo tipo.

A: Volviendo a tu obra en general y a vos en particular, y mirándolos retrospectivamente, ¿crees que han estado siempre dirigiéndose hacia un mismo destino? Autor y su obra contando con una brújula interior que los orienta hacia un mismo lugar ya determinado.

Y: Yo creo que siempre han ido y van a un mismo lugar. Es como cuando uno toma un tren. El tren tiene un cartel que dice a dónde va, uno sabe a dónde va, uno va sabiendo en el camino hacia dónde va, hasta que llega y empieza a entender realmente a dónde fue, dónde es ese lugar que eligió. Yo tomé un tren que decía “caos”, porque yo lo sentía, pero al principio, en mis primeras etapas, confundía caos con desorden. Luego me fui dando cuenta de otras cosas. El viaje tiene etapas, estaciones. Se sugieren varias versiones en cada etapa. El tren nunca cambia, va hacia su destino y uno está sentado en ese tren. Pero siempre el viaje está cambiando y te ofrece nuevas etapas, nuevas posibilidades. No va en línea recta, es circular. Uno vuelve al punto de origen, a la estación original con la conciencia de donde partió. Yo estoy volviendo, tengo 80 años y voy cerrando la vuelta. Creo que en los últimos 13 o 14 años estoy entendiendo más claramente lo que he querido hacer, lo que quiero hacer y hacia dónde quiero llegar. Me irrita enormemente, que me clasifiquen por mi fecha de nacimiento. Eso es lo que hacen muchos malos historiadores, que califican por generación a los artistas, o sea por el punto de partida. Son malos historiadores porque no entienden los procesos, y los procesos tienen múltiples protagonistas y éstos a su vez tienen múltiples tiempos. No se puede fijar a nadie por la partida de nacimiento. No soy la viuda de un pintor que vivió en los años 60. Sigo vivo y recién ahora estoy entendiendo, cada vez más claro, hacia dónde iba y hacia dónde voy.

A: ¿Hay en tu obra mensajes cifrados que tengan que ver con tu intimidad, con tu historia, como señales o pasos ocultos, colocados allí como un juego, casi para vos o para que alguien los descubra o interprete?

Y: Creo que sí, pero ante todo están ocultos para mí mismo. Si uno va entendiendo y luego va dando un paso y otro y otro, poco a poco va descifrando la naturaleza de cada paso.

A: Yuyo, ¿podrías dejarnos una reflexión sobre el Ecocentro?

Y: El Ecocentro, ante todo, me parece una institución del primer mundo, en un mundo que todavía parece del tercer mundo o del segundo en ascenso. Tampoco creo mucho en ese tipo de clasificaciones. Pero creo que tiene un desarrollo que me sorprende realmente. Me parece una obra muy elogiable tanto en sus objetivos como en su realización. Y el poder participar y contribuir junto a otros artistas, recientemente fallecidos y que les tengo mucho respeto, muchísimo respeto, como Benedit y Testa, me enorgullece. Lo que puedo decir es que felicito a quienes son responsables del proyecto y a vos particularmente porque sos el presidente de la Fundación. Siempre he dicho a todo el mundo la mejor de las opiniones sobre el Ecocentro. Por otra parte me parece físicamente, el edificio y el lugar donde está ubicado, muy bello.

A: Para nosotros fue un placer recibirte en el Ecocentro y, a partir de hoy, disfrutar de “Columna de agua”. Tus reflexiones, tu permanente actitud de desafiar lo estructurado, a las etiquetas, de aquello que no sabemos bien por qué pero que está instalado, es algo inspirador, valioso y necesario. ¡Muchas gracias Yuyo!


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