Correspondencia con Ray Bradbury

En la década del 60, en un programa de radio llamado “El show del minuto”, su conductor Hugo Guerrero Marthineitz solía leer cuentos de distintos autores. Una tarde, mientras viajábamos hacia Córdoba en auto, leyó “La pradera” perteneciente a “El hombre ilustrado” de Ray Bradbury. Me impactó. Yo tenía 12 años. En la biblioteca familiar estaba ese libro, y por lo tanto la primera edición de Minotauro fue puerta abierta y avenida hacia la fantasía de Bradbury. Leí todos sus libros. Pasaron 30 años hasta enterarme que en la Feria del Libro de 1997, Bradbury se iba a presentar como autor invitado. No lo dudé: quería conocerlo. A través de la editorial El Ateneo conseguí tomar contacto con Marcial Souto, principal traductor al español de su obra, y le pedí si podía presentármelo. Marcial me comentó que la única oportunidad podía darse cuando bajara al lobby del Hotel Plaza donde estaba hospedado, para dirigirse hacia la feria. Sería un instante y no era seguro que se detuviera para poder decirle algunas palabras. Desde ese momento empecé a pensar qué podía hacer para llamar la atención de Ray. Quería que firmara mi ejemplar de “El hombre ilustrado”, que guardaba como un tesoro, pero también poder conversar con él. ¿Qué hacer? Un autor norteamericano, conocido en los círculos universitarios de USA, llamado Loren Eiseley, había producido un profundo impacto en mí. De hecho cité un párrafo de una de sus obras en mi libro “Huellas en la Arena, Sombras en el mar”. Cuando se editó un libro con poemas, apuntes y cartas de Eiseley, lo busqué desesperadamente. Y lo devoré. Allí encontré, para mi asombro, varias cuestiones que tenían que ver con Bradbury. Por ejemplo una carta que él le había enviado a la esposa de Eiseley cuando Loren murió. Faltando una hora para salir hacia el Hotel Plaza, ya tenía en mis manos la primera edición para que la autografiara y además… una copia de esa carta. Bradbury bajó al lobby. Entre asistentes y otra gente que estaba esperándolo, me acerqué y como pude le pedí su firma y si podíamos hablar aunque fuera solo por unos minutos. Cuando vió la carta se sorprendió y me preguntó porqué le traía ese texto. Le respondí: “Es un autor que, creo, nos ha impactado profundamente”. Ray entonces dijo: ” No lo puedo creer, es EL autor que más ha influenciado mi obra. Vayamos a tomar un café”. A pesar de la resistencia de sus asistentes que le recordaban la necesidad de salir hacia la Feria, nos fuimos hasta el bar del hotel. Fue inolvidable. En mi biblioteca están sus dedicatorias y firmas, testigos de ese momento. En mi mente nuestro diálogo. Recuerdos de un encuentro misterioso, porqué no predestinado desde aquel primer impacto cuando recorría la Ruta 8 en un Ford Falcon azul. Mi padre manejaba el volante, y yo, tal vez soñando con este encuentro en el asiento de atrás.




September 25, 2001

Mr. Ray Bradbury
California, USA

Dear Ray,

Some years ago I had the opportunity to talk to you during your stay in Buenos Aires. Those minutes were unforgettable and also very strange. It was that we finished talking about Loren Eiseley and how he had influenced our respective lives. In the south of the planet, speaking to an unknown person in a country also unknown, about an author almost forgotten … Was not that strange?

I had the strong wish to talk to you again and that was why I asked Marcial Souto if it was ever possible to visit you in Los Angeles. I learned through Marcial, that you preferred me to send you a fax with interests (which were no other than general questions about life the present, the future, etc). I am the director of a cultural center in Patagonia and it would be very valuable to know some of your reflections about:

• How do you imagine the future of nature in the world?
• Which is the ideology you consider the most powerful of our time?
• What are you looking for in poetry? What in art?

Your comments will doubtless help us think about it but, to be frank, after what has happened in New York and Washington, my ideas are obscure. These are times very difficult to understand!

Finally, I would like to share with you a reader’s feeling. I read Something wicked this way comes, again. It is fantastic! The first 100 pages reread at 3 am, with my opened window and letting the night wind move the curtains… With a dose of fright and anxiety always necessary to touch our nervous extensions. A masterpiece!

Kind regards,

Alfredo A. Lichter

September 28, 2001

Dear Mr. Lichter:

Thank you for your wonderful letter and for your description of how you felt late at night reading SOMETHING WICKED THIS WAY COMES. I always hoped that I could get that reaction from people and to have you say that that short of thing happened to you was wonderful.

As for interviewing me, I think a telephone call would be best. You can call me some morning, about a week from now, at around 9:00am, Los Angeles time. I would be glad to talk to you and try to answer the three or four questions that you asked.

These are difficult times, but we´re going to make it.
Argentina has probed it again and again, and we will do well here.

Thank you and best wishes,

Ray Bradbury

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