El mar me obligó a ver y buscar más allá.

Entrevista de Francia Fernández. Revista Noticias. 2008.

Biólogo aficionado, escritor y naturalista, es cofundador y presidente de Ecocentro. Borges, Lito Nebbia y rock and roll.

 

Lo acaban de operar de los meniscos. Es lo único que le impidió a Alfredo Lichter participar en el censo de elefantes marinos que se realiza a pie todos los años en Península Valdés. En ese hábitat natural, las ballenas y el mar lo saludan cada mañana. Acomodado entre las cuatro paredes de una oficina porteña, en cambio, se siente como pez fuera del agua. Un pez delgado e inquieto, de ojos claros y canas, que juguetea con los anteojos que sostiene entre sus manos.

Hace siete años, junto con su amigo, el biólogo Claudio Campagna, fundaron una ONG, Ecocentro: “Me interesaba hacer algo por la conservación. No quisimos repetir otra Greenpeace, sino apuntar más a un cambio cultural, a que la sociedad recuperara la naturaleza como tal y no como un objeto de dominio”. Ecocentro ocupa 2.500 m2 sobre un acantilado de Puerto Madryn, y agrupa diferentes disciplinas: ciencia, educación y arte. En Buenos Aires, una pequeña versión satélite puede visitarse en el tercer piso de la librería El Ateneo Grand Splendid.

Gracias al programa “Mar Abierto”, unos 15 mil estudiantes por año se cruzan en la sede patagónica con talleres, conferencias y exhibiciones relacionadas con el mar, así como conciertos que incluyeron a Joan Manuel Serrat y Pedro Aznar, entre otros. La fundación que Lichter encabeza auspicia, además, un proyecto de identificación de ballenas en Puerto Pirámides, del cual él participa personalmente. En otras épocas fue representante argentino ante la Comisión Ballenera Internacional.

Noticias: ¿Qué fue primero: el mar o las ballenas?

Lichter: El mar. Siempre me interesó la Patagonia, donde veraneaba con mis padres y hermanos. Allá por el ’78, en el Museo de Ciencias Naturales porteño, me impactó una película que mostraba a las ballenas de Península Valdés y quise ir a conocer ese mundo.

Noticias: ¿Tu idea de una ballena era la de Moby Dick, un animal que atacaba a la gente?

Lichter: La verdad es que hasta que no vi el documental de (Jacques) Costeau en la tevé no tenía muchas noticias de ellas.

Noticias: ¿Y qué te atrapó?

Lichter: En ese momento la ballena comenzaba a ser un ícono mundial de la conservación, eso debe haberme influenciado. Y, también, la relación de animales tan grandes y a la vez tan pacíficos, transmitiendo una eterna paciencia en el mar. Cuando uno los ve, son tremendos.

Instantáneamente Lichter se unió a la Fundación Vida Silveste. Se enteró de que venía a la Argentina Roger Payne, la principal autoridad en ballenas francas australes, lo fue a buscar a Ezeiza y se presentó. “Nos hicimos muy amigos y con él viajé por todo el mundo, realizando proyectos de investigación en el Océano Indico y el Atlántico Norte”, relata Lichter. Actualmente, además de identificar ballenas y contar elefantes marinos, este biólogo “de carrera interrumpida” colabora con otros proyectos científicos. Por ejemplo, coloca instrumentos de rastreo satelital en petreles que vuelan en islas del sur de Chubut, para estudiar cómo utilizan el mar argentino.

Noticias: ¿De dónde viene tu vena naturalista?

Lichter: Del contacto inicial con los animales en el campo. Mi familia tenía tierras en el sur de Córdoba, y pasábamos muchas temporadas allí. Me gustaban los caballos y las vacas, y también la fauna silvestre. De chico salía a cazar “bichos”: liebres y perdices.

Noticias: ¿Y ahora qué cazás?

Lichter: Desde los 18 años no cazo nada de nada… Me fui exactamente del otro lado.

De la cacería pasó a escribir sus primeros poemas. Heredó el amor por la literatura de su padre, abogado y gran lector (“Leí cuánta cosa encontraba en su biblioteca; Moby Dick, por supuesto, y las imágenes de la selva en la India de Rudyard Kipling”) . En 1992 publicó “Huellas en la Arena, Sombras en el Mar”, sobre los mamíferos argentinos en la Antártida. Le seguirían otros, entre ellos “El Sueño de las Piedras”, que recibió el premio Fortabat de poesía (1994). En 2002 cumplió un sueño al editar junto con Litto Nebbia “Canciones desde Península Valdés”. “Soy un fanático de Nebbia, del rock y la música en general. Un amigo en común le contó a Litto lo que yo hacía en Puerto Madryn y, para mi sorpresa, él me invitó a comer a su casa. Un día me dijo: ‘Saquemos un disco’. El cantó e hizo la música, yo hice las letras.”

Noticias: ¿Y no te animaste a cantar?

Lichter: Me hubiera encantado, pero no… habría sido un escándalo (ríe).

Noticias: Poéticamente, ¿en qué te inspiras?

Lichter: En el mar y en la estepa de la Patagonia. La línea de la playa separa dos mundos tan distintos y, a la vez, tan parecidos, que me gusta la sensación de estar caminando por el filo perfecto. No es fácil encontrar el límite exacto de las cosas. Miro hacia cualquiera de los dos lados, y siento que ese es mi lugar.

Noticias: Hablando de límites, planteás “que la Tierra nos perciba como habitantes y no como propietarios”.

Lichter: Hoy es relativamente sencillo entender que no se puede ser el dueño de otra persona. Con la naturaleza debería pasar lo mismo. A la entrada de Ecocentro, un poema de Borges pregunta. “¿Quién es el mar?”, y no “¿qué es el mar?” Ésa es la clave. Podemos convivir o disentir con el otro, pero no dominarlo. Es lo que estamos haciendo con la naturaleza, que tiene la capacidad de reaccionar de una manera devastadora. Deberíamos preocuparnos del calentamiento global y otras agresiones, por convicción o al menos por nuestra supervivencia.

Noticias: ¿Cuál es el impacto real de agrupaciones como Ecocentro?

Lichter: El desafío es gigantesco. Como decimos en “Un Manifiesto por la Vida del Mar”, con Santiago Kovadloff, éste es un problema global, pero nuestra capacidad de abordarlo es la Argentina. Uno empieza a advertir, a través de los años de trabajos con escuelas, que existe una posibilidad de actuar y relacionarse diferente. Pero tenés la sensación de estar tirando botellas en el mar con mensajes, y no saber cuáles serán leídos.

Noticias: ¿Qué te ha enseñado el mar?

Lichter: A percibir la diferencia entre lo gigante y lo pequeño. La ballena sería lo gigante, pero hay un pequeño cangrejo en un pozo de la marea, y desde el punto de vista del mar, ambos cuentan lo mismo. El mar me ha obligado a ver y buscar más allá de lo que veía como veraneante. Me enseñó la pregunta clave: “¿Qué hay más allá”? El mar es el espacio que rápidamente lo pone a uno en su lugar de “pequeña cosa insignificante”, porque no podemos contenerlo ni con el pensamiento.

Noticias: Tenés dos hijos y estás casado, ¿con una sirena?

Lichter: Sí, es una persona especial María Elina. Cumplimos 27 años de casados, es traductora de inglés y está a cargo del programa “Amigos del Mar”, en apoyo a Ecocentro. Y mis hijos comparten mi amor por la naturaleza y por la música. Algo que reiteramos es viajar desde Bariloche a Madryn en auto, y pasamos las tardes en cualquier playa de la Península.

Noticias: ¿Y cuál es tu idea de la felicidad?

Lichter: No tengo un ranking: Estar con mi mujer y mis hijos, leer un buen libro, escuchar música. Trato de vivir con lo que me rodea. Y Ecocentro es una metáfora, algo tangible, de esta idea.

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