“Es imposible salvar al mar si no salvamos antes al hombre”. Joan Manuel Serrat

Conversación entre Joan Manuel Serrat y Alfredo Lichter.

Joan Manuel Serrat estuvo recorriendo la Patagonia argentina como parte de una iniciativa de la Secretaría de Turismo de la Nación. Su itinerario lo llevó a recorrer la Península Valdés en compañía del presidente de la Fundación Ecocentro, Alfredo Lichter. Durante su paso por la ciudad de Puerto Madryn, el músico catalán nos hizo el honor de visitar el Ecocentro y quedó impactado. Una tarde, frente a las aguas del Golfo Nuevo, Joan Manuel y Alfredo reflexionaron acerca del vínculo entre los hombres y la naturaleza y, en especial, con el mar.

AL: Joan Manuel, supongo que en tus numerosos viajes por el mundo habrás tenido oportunidad de visitar sitios únicos y privilegiados por su naturaleza, su geografía, las especies que albergan. Descuento que también habrás sido testigo como algunos de esos lugares van siendo inexorablemente alterados por la mano humana. En el Ecocentro, estamos a la búsqueda de que la naturaleza y por supuesto el mar sean respetados, sin embargo es difícil imaginarlo cuando entre los seres humanos hay abusos permanentes, ¿Cómo evitar entonces los abusos con la naturaleza?

JMS: El problema está en este concepto que en general tiene la humanidad de que todo es de todos, y entonces puedo hacer lo que quiera, no tengo ninguna obligación de reponer nada, y desaparece de alguna manera el concepto básico de dónde vengo, a dónde voy, qué tomo, qué dejo y de quién vengo y quién me va a continuar. Si esto estuviera claro, aún dentro del egoísmo de la especie humana, de esta actitud depredadora que tiene, si esto fuera un concepto primordial en el funcionamiento de él como especie, pues iríamos mejor.

De cualquier manera piensa que a veces hablamos de la especie humana cuando deberíamos referirnos fundamentalmente a lo que se da en llamar la civilización occidental, porque hay otros tipos de culturas que tienen esto claro.

 

AL: Lo que ocurre es que, por ahora, la civilización occidental maneja el mundo con altísimos impactos.

JMS: Sí, porque tiene los medios para realizarlo. Yo creo que el problema no es que el hombre hoy sea más bruto que hace 500 años, ni más egoísta, ni más depredador, sino que hoy tiene medios para hacerlo de una forma tan brutal que no le da a la naturaleza tiempo de respuesta. Piensa que cuando España era un bosque, hasta el siglo XII… no, hasta el siglo XIV o XV, incluso en el XVI, cuentan que se la podía recorrer de punta a punta por las copas de los árboles. Pero aún cuando se hayan producido las grandes talas de árboles y la utilización de la madera como un elemento comercial importante, España se convierte en un país de cereales, sobre todo Castilla, y entonces también por ello sufre un grave impacto.

El hombre ha descubierto el petróleo como combustible fósil, pero hoy tiene medios para explotarlo a una velocidad tremenda y causar un impacto sobre el resto de la naturaleza como consecuencia del uso y abuso de estos combustibles. Todo en plazos muy cortos y entonces la respuesta de la naturaleza es difícil

 

AL: ¿Qué creés que debería suceder para que la humanidad cambie?

JMS: Lo primero que quisiera yo que constara en esta conversación es que no soy un experto. Soy una persona sensible a esto y evidentemente interesada. Que sobre todo me gustaría poder dar respuestas y alternativas concretas, de rápida y fácil aplicación, pero el sentido común nos dice que, sólo a partir de educar y de sensibilizar, podemos contribuir a detener el proceso y buscar una tendencia para revertirlo. Creo que la educación y la sensibilización son fundamentales, por supuesto a partir de una respuesta convencida del individuo. No hay Estado que pueda hacerlo, ni gobierno que lo promueva si no existe por parte del individuo una voluntad de que esto sea así.

Tú  te preguntas qué debería suceder para que el mundo reaccione. Yo pienso que la naturaleza tiene una capacidad de respuesta contundente, caótica, que no sería bueno que sucediera pero que es probable su ocurrencia en algún momento. Siempre pienso que cuando un río pasa por un lugar y el ser humano se empeña en desviar su curso, incluso al desarrollar obras de ingeniería, genera que en un determinado momento el río vuelva a correr por donde quiere: sí, va a pasar por donde él tiene que pasar.

A la naturaleza podemos presionarla, pero no soportará todo lo que el hombre pretenda, por algún lado responderá. En algunos casos puede perder capacidad de respuesta, pero en otros tendrá toda su capacidad y siempre su respuesta será caótica.

 

AL: Así como durante millones de años la naturaleza siempre encontró una salida, así finalmente encontrará su camino. Más allá de nosotros.

JMS: Sí, yo tuve la suerte de estudiar biología, y de estudiar con uno de los ecólogos más grandes que han existido: el Dr. Ramón Margalef; él siempre repetía que el hombre es tan vanidoso que cuando habla de la desaparición del mundo habla de la desaparición del hombre.

Se confunde al ser humano con la vida, pero ella seguirá. Es probable que el hombre desaparezca, y más que probable será que desaparezca por su propia mano, por sus pecados, por la avaricia y sobre todo por su falta de inteligencia, porque creo que en todas estas historias, en el fondo, hay una torpeza enorme. Detrás de la avaricia, detrás de la ambición, detrás de esta soberbia, detrás de todo, lo que hay es torpeza, lo que hay es ignorancia.

 

AL: Hay quien se identifica con un paisaje, un río, una ciudad. ¿Cuál es tu lugar?

JMS: Si vamos por la negativa yo diría que de lo que más me costaría prescindir, es seguramente del mar. No es que yo sea un gran navegante, ni un marinero, ni un pescador, pero sí que soy un hombre que ama el mar y que necesita verlo, que le brinda una sensación de placidez, de claustro materno, que no me producen otros lugares, y que necesito.

Hace muchos años, en 1975, al tener que estar exiliado en México un tiempo, por algo que no viene ahora al caso, hice una gira por el interior de la república y durante un tiempo, bastante tiempo, íbamos por ciudades en los que no tocábamos el mar, ni el Pacífico ni el Atlántico. Un día sentí una angustia tan grande que, estando cerca de Jalisco, tomé un auto y me fui al Lago de Chapala, renté una barca y llegué hasta un lugar donde mirando hacia un lado u otro no veía costa.

 

AL: ¿Recordás la primera vez que miraste el mar?

JMS: No, no lo recuerdo. El mar ha estado siempre ligado a mí, lo he visto de tan chico que ya no recuerdo, como no recuerdo la primera vez que vi la cara de mi madre.

 

AL: Borges, no se preguntaba qué es el mar, sino quién es el mar. Un otro que nos permite hablar de uno ¿Quién es el mar para vos?

JMS: El mar es para mí alguien sumamente querido y profundamente ignorado, ignorado por los demás, incluso desconocido por mí mismo. El mar es alguien que constantemente me está mostrando cosas nuevas como esos poemas, como esos grandes poemas,  que, cuando uno los lee por segunda vez, descubre momentos, cuando los vuelve a leer por tercera vez piensa cómo no se dio cuenta de aquello en el cuarto verso y así sucesivamente.

El mar es alguien vivo que pide socorro y alguien que nos es absolutamente imprescindible para entender a la especie humana.

 

AL: ¿Creés que el empeño en conocer, explorar y explotar el mar está reñido con el ejercicio de la contemplación?

JMS: Yo creo que contemplarlo y explotarlo, es decir contemplarlo, conocerlo y explotarlo, no sólo puede ser posible sino que son complementarios; uno conoce, uno respeta, uno ama. Pero claro, existe la explotación, la sobreexplotación del mar, y su maltrato en todos los sentidos, ¿no? Todo aquello que se le hurta y todo lo que se le ensucia, el utilizarlo como cubo de basuras y al mismo tiempo, como inacabable filón de alimento, es producto de esta falta de respeto y detrás está la ignorancia, es decir, la falta de conocimiento. El conocimiento del mar nos proporcionaría respeto por él. En general, en la medida que conocemos, respetamos. Cuando menos conocemos al vecino, más le despreciamos.

Machado decía en un poema, “Castilla miserable”… a ver sí… espera: “ayer dominadora envuelta en tus harapos, desprecias cuanto ignoras”, eso que expresaba Machado referente a Castilla se puede aplicar a cualquier lugar del mundo.

Yo creo que el ser humano desprecia cuanto ignora, y eso nos permite hacer la guerra a otros hermanos, por argumentos que, quienes se benefician de la guerra, nos meten en la cabeza con facilidad, porque la cabeza la tenemos vacía de argumentos, si la tuviéramos llena de ellos, no cabrían.

O sea, el conocimiento de los demás nos abre el camino del respeto. Esto que lo entienda quién lo pueda leer, y hablo siempre en general, del hombre al hombre, no de un hombre a otro hombre, porque de un hombre a otro hombre a veces el conocimiento del otro puede provocarnos todo lo contrario.

 

AL: En tu canción “Plany al mar” hablás de los problemas que sufre el mar, de su enfermedad. Pero el mar como el ser humano puede ocultar su dolor ¿Cómo, sabiendo que está enfermo, podemos también disfrutarlo?

JMS: Porque es bello. Además yo te digo que también lo que ocurre es que nos resulta incómodo, a la especie humana le resulta incómodo hacerse responsable de todo lo que provoca, y en cierto modo no creo que seamos tan ignorantes de no saber el daño que le estamos produciendo, pero la comodidad de cada uno, frente a la inmensidad del mar, hace parecer que todo el daño no representa nada.

Qué podemos decir, ya no de los grandes daños, ni de los grandes depredadores, sino del pequeño, de aquel que va al mar y tira una lata, el que fuma en la playa y bota el cigarrillo en la arena. Todos estos pequeños daños, que son millones, terminan siendo daños enormes, y yo no creo que haya una absoluta ignorancia de quién los hace. Por un cigarrillo, por una latita ¿Qué le va a hacer? Y siempre esta la responsabilidad de los grandes depredadores, de los grandes contaminadores, ¿Qué va a hacer una latita o un cigarrillo al lado de los tanques de petróleo? Bueno, todo esto es un ovillo tan complicado que solamente a partir de generaciones que tengan la cabeza y el corazón limpios se podrá resolver. Y con buenos maestros, con familias que tomen conciencia y sobre todo con generaciones nuevas más limpias que las  actuales.

 

AL: En tus conciertos se puede comprobar tu maravillosa capacidad de acceder a un espacio en la profundidad de cada individuo: conmovés ¿Por qué creés que eso es posible? ¿Por qué ocurre esa conmoción profunda en quienes se acercan y escuchan tus canciones?

JMS: Yo creo que lo que busca en su trabajo un artista es la conmoción, es contagiar la emoción, es plantear unas cuestiones de manera que a uno lo emocione, que a uno le importe, porque si no es muy difícil. Si a ti no te importa todo esto que tú estás planteando es muy difícil, por muy buen embustero que seas, es muy difícil poder mantener tanto tiempo una patraña de este tipo.

Son cuestiones que te afectan, que sientes y entonces consigues unos vehículos de lenguaje, de escenas y de todo que, pues, permite comunicarlo. ¿Qué hace que llegue a la gente? La confianza, la gente tiene confianza en lo que le están contando, no desconfían.

 

AL: Vos sabés que en el Ecocentro también deseamos conmover, sensibilizar, dialogar… encontrarnos con la gente. Y percibimos una respuesta. ¡Pero qué difícil es lograr compromiso! ¿Cómo avanzar, no solamente en adhesiones, sino en el compromiso real de muchos para que las cosas cambien?

JMS: Es este un tiempo de inmediateces, nos han acostumbrado a respuestas de inmediatez, nadie trabaja a medio y a largo plazo. Los políticos hacen sus gestiones a corto plazo, tratando de sacar rentabilidad del tiempo que están en la administración para volver a sentarse en el sillón otra vez y mantener toda la pirámide que representa su ámbito de poder. Y esto se transmite a la sociedad, que también vive de inmediateces, de toma el dinero y corre, todo rápido. Se trata de historias que no requieren un planteo a medio y a largo plazo, donde no hay ni siquiera unas gratificaciones inmediatas. Son gratificaciones a largo término y este, en general, es un camino incómodo.

La verdad es que la décima parte de la especie humana, la que podría ayudar en este sentido, porque no nos olvidemos que nueve décimas partes de la especie solo están en condiciones de tratar de sobrevivir y de no extinguirse; esta décima parte de la especie humana podría responder, pues tiene comodidades y hasta una sensibilidad en este sentido, pero a veces le resulta más cómodo mirar hacia otro lado, total, lo que yo haga de qué servirá frente a una historia tan enorme; y así responsabilizar a otro. Eso sí, siempre la bosta es de otro caballo.

 

AL ¿Podría ser una alternativa apelar a lo sobrenatural?

JMS: El hombre ha tenido siempre una tendencia de buscar lo sobrenatural para protegerse de sus miedos; tal vez se proteja de sus miedos pero no sé si encontrará soluciones.

 

AL: En “Seria fantastic” imaginás el mundo que deseás, el mundo de tu fantasía y que verdaderamente hoy es muy diferente.

JMS: Sí, es diferente. En ese caso se trata de una fantasía de relación entre los humanos. Llegar a ese punto significaría que hemos pasado por puntos extraordinariamente maravillosos en los cuales la justicia existiría realmente, la honradez sería exigible y  una serie de valores harían que esta sociedad fuera una sociedad de hombres, una sociedad de personas, más que una sociedad de individuos.

 

AL: ¿Ocurrirá alguna vez?

JMS: Sería deseable, pero no parece que el poder esté interesado en ello ni que la ciudadanía en general esté interesada en otra cosa que la salvación individual por sobre la salvación colectiva. Aunque sea innegable que la salvación individual pueda servirle a lo largo de su vida, incluso también a sus hijos, solo a partir de soluciones colectivas el hombre vivirá protegido. En cualquier momento no sabrá cómo solucionar aquello que pueda echar por el suelo un castillo de naipes tan frágil.

 

AL: Este intento que las cosas cambien, que el mar sea tratado de una manera más razonable, tiene el estilo de una utopía. Pero debemos continuar, perseverar…

JMS: Las utopías son en realidad algo por conseguir; por definición son aquello que no está, pero de momento nadie puede demostrar que no es posible llegar y sobre todo, nadie, absolutamente nadie, puede atreverse a decir que llegar allí no representaría un mundo fantástico. Pueden negarlo por la dificultad que la propia especie humana plantea, por los pecados de la especie humana, pero no por las virtudes del resultado.

 

AL: Muchas gracias Joan Manuel. Ojalá comprendamos que la tarea que tenemos por delante es entre todos. De una u otra manera.

JMS: También a mí me gustaría añadir una cosa: lo que hay que salvar en principio es al hombre, es decir, de lo que se trata es de salvar al hombre; es imposible salvar al mar si no salvamos antes al hombre, porque los problemas ecológicos que el mundo tiene son problemas relacionados directamente con la propia existencia, con la supervivencia del hombre. Creo que el más grande problema ecológico que tenemos es el hambre, es la desigual distribución de los medios de producción y de consumo que tenemos, de la brutal desigualdad entre las gentes, social, cultural y económica. Solamente a partir de una gran voluntad podremos ser capaces de cambiar las cosas. Gracias y hasta siempre.

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