Maine

Parte de mi familia aún vive allí. Fue siempre un nombre asociado a la distancia, a fragmentos desconocidos pero inexplicablemente presentes. Tiempo y lugar a la espera. Allá fui y espero el momento de volver año tras año. Porque el bosque y el mar avanzan, y las casas y las gentes se obstinan en la ausencia y el silencio, y la luz de un barco es un límite para los pensamientos. En cada día hay una hora y una deshora. Los cuadros de Andrew Whyeth fueron un indicio.


VOLVER
ARRIBA