Texto sobre el Box Set

De la primera década salen las bases estilísticas del rock argentino. La esencia que se puede llamar original”, señala Nebbia.

El rosarino lanza una caja con nueve discos, en la que más de 300 músicos recrean temas de la primera década del rock argentino.

Pionero, incansable, fiel a sí mismo, testarudo, aventurero, inquieto. Litto Nebbia es un personaje único de la cultura argentina, pero su huella no se limita a su obra e influencia. Desde su sello Melopea, contra viento y marea y muchas veces en condiciones lejanas a lo deseado, dio y dará cobijo a músicos e ideas postergadas por el mercado. Su última megaaventura es Primera Generación 1963-73. Una celebración del rock argentino: una caja que incluye nueve discos y un libro informativo detallado, que homenajea a los principales compositores de aquel período con versiones nuevas de músicos de las más diversas generaciones, estilos y formatos.

“Fue algo que se me ocurrió en el año 2000. Capturar un gran manojo de composiciones de la primera década de nuestro rock y volverlas a grabar sin que sean covers, pero tampoco con una sofisticación que les haga perder su naturaleza intuitiva. Mezclar los intérpretes: que aparecieran jóvenes cantando a clásicos, clásicos compartiendo con noveles, gordos y flacos, famosos y desconocidos. Terminé grabando 197 canciones y fuimos 303 músicos los que participamos. Fue un período de más de tres años en el estudio. Luego nos tomó doce meses más ajustar la parte gráfica, el cuaderno de fotos, el mapa genealógico del rock, el booklet de 120 páginas con biografías que incluye el box set y el DVD de la cocina de grabación. Todo esto además de los nueve discos. Y nos demandó otro año más buscar apoyo económico para que el proyecto viera la luz. Finalmente, la Secretaría de Cultura de la Nación nos ayudó y este gran sueño se hizo realidad”, explica el propio Nebbia.

Este masivo homenaje está organizado por compositores. El disco uno se consagra a versiones de Los Gatos Salvajes y Los Gatos; el dos se centra en Almendra; el tres en Moris, Miguel Cantilo, Roque Narvaja y Arco Iris; el cuatro tiene como ejes a Manal, Vox Dei y Pappo’s Blues; el cinco está centrado en Pescado Rabioso, Color Humano, Aquelarre y Huinca; el seis se dedica a Sui Generis, León Gieco y Charly García; el siete a Los Shakers, Tanguito y Engranaje; el octavo a Luis Alberto Spinetta; y el noveno y último a la obra de Litto Nebbia solista. A lo largo de los discos se da lugar a figuras de la talla de Andrés Calamaro, León Gieco, Fito Páez, Luis Alberto Spinetta y valores más nuevos como Ariel Minimal, Gabo Ferro, Flopa y Hernán Espejo, entre muchísimos más.

Uno de los escollos más difíciles de eludir en este tipo de proyectos es la logística. Alguna vez alguien definió la música como el arte de acomodar los horarios (para poder tocar). Las complicaciones pueden multiplicarse en una progresión geométrica cuando participan más de trescientos profesionales. Nebbia rememora el detrás de escena: “Llamé a cada quien por teléfono. Les conté la idea y les consulté si querían participar. A todo el mundo le encantó la propuesta. Durante la primera etapa llamaba y le preguntaba al músico si tenía algún tema de la primera época que quizá, por alguna razón sentimental, recordaba con mayor cariño. Casi todos tenían lógicamente uno relacionado con sus inicios, una novia o algo afectivo. Entonces ése era su tema. Después de las primeras cincuenta versiones tuve que empezar a ‘pedir’, dando a elegir entre una serie de compositores o bandas para que no hubiera repeticiones y los discos tuvieran equilibrio. La verdad es que todos los músicos tuvieron una muy buena predisposición. Tampoco hubo problemas de derechos con las discográficas: se trató de una producción artística sobre creaciones que nos pertenecen”.

Quien quiera oir que oiga.

Nebbia está en el ADN del rock argentino. Su carácter de pionero y su vocación incansable hicieron este proyecto posible. Demandó mucho tiempo de trabajo, determinación y algún sinsabor cuando los apoyos necesarios no aparecían. Pero el cantante, compositor y multiinstrumentista siguió adelante y destaca los resultados porque, aclara, “se trata de nueve discos de artistas varios, pero no tienen saltos y/o desniveles como sucede casi siempre con los compilados o grandes éxitos”.

“Creo que de esa primera década salen las bases estilísticas del rock argentino. La esencia que se puede llamar original, un buen estilo que pueda identificar al género y permitir que todos se den cuenta de que es nuestro. El rock hoy por hoy depende excesivamente de la búsqueda de figurar, pegarla y todas esas boludeces que nada tienen que ver con el arte. Gracias a Dios nuestro país tiene decenas de músicos por todos lados, y esto permite que se reconstruyan un montón de cosas diariamente. Me parece que ahora que ha pasado los 40 años, el rock argentino comienza a considerarse seriamente como otro género que se suma a los dos que históricamente tenemos como raíz de nuestra idiosincrasia: el tango y el folklore. Fue algo excepcional cuando abrimos el escenario principal de los festejos por el Bicentenario en la 9 de Julio. No sólo porque frente nuestro había aproximadamente un millón de argentinos. También porque hacer nosotros la apertura, con un género que fue perseguido y resistido durante tanto tiempo, resultó un gesto muy valioso. Se trató de una bendición de reconocimiento única para el género”, concluye Nebbia.

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