Un espacio misterioso, maravilloso

¡Tantos secretos guardan los museos! El “Bernardino Rivadavia”, en las visitas de la infancia o cuando empecé a frecuentarlo siendo parte de su Laboratorio de Mamíferos Marinos, siempre fue un lugar apasionante. Donde el descubrimiento y la sorpresa estaban dentro de cada vitrina, en cada exhibición. ¡Cuánto me enseñó! A partir de la invitación de Hugo Castello, comencé a frecuentar las áreas vedadas al público: “las catacumbas del museo”. En aquellos pasillos oscuros, interminables, repletos de misterios, me perdía entre escamas y plumas, huesos, meteoritos, dientes y fósiles. Un templo de la Naturaleza de éste siglo del pasado, del anterior. Con frecuencia pienso en aquellos tiempos y vuelvo a verme llegando hasta la entrada, tocando a su puerta. En los museos el planeta guarda parte de su mejor existencia.


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