Celebración del rock

Si un mecanismo proyectara referencias de Un hombre y una mujer, 100 años de soledad, el Graduado, Vietnam, 2001 Odisea del espacio, o sobre el mas próximo Instituto Di Tella en su sede de la calle Florida, el tiempo descendería en la memoria a mediados de los años 60. Por ese entonces el R&B y el soul, con la influencia mítica que los músicos negros podían aportarle, cubría buena parte del espacio musical de los EEUU. Pero aquello que se escuchaba en las islas Británicas comenzó a llegar cada vez con más fuerza hasta modificar definitivamente el mapa sonoro del rock and roll. La metamorfosis de un nuevo mapa trazado en la espalda de Norteamérica, entremezclándose con el movimiento hippie, Zabriskie Point y la llegada a la luna, encontraba en el festival de Woodstock una síntesis para el territorio musical de esos tiempos. Pero la velocidad que marcó los comienzos aceleró también un final de frustración para la década: separación, decadencia y muertes. Terminaba así la utopía de un sueño y el sueño mismo, convertido de repente en fugitivo. El rock, desde siempre expuesto a los cambios, se vería muy pronto a sí mismo en una nueva etapa de grandes shows y prodigiosa virtuosidad en los intérpretes que, como contagiados, irían alejándose de sus raíces musicales conectadas con la periferia.

Por esos años en la Argentina la génesis del rock nacional abandonaba los límites iniciales para brotar en una corriente abrazada por músicos que lograron imprimirle su sello desde el clima que ofrecían los suburbios. Grupos o individuos supieron encontrar una voz propia, distinguible, particular. Así fue.

¿De qué forma acercarse en estos tiempos hasta aquella estructura musical que sentó bases que aún hoy perduran? ¿Cómo abordar un ángulo alejado del concepto que proponen los Grandes Éxitos, de la ensombrecida interpretación de covers o de un simple inventario?

Celebración del Rock Argentino es a mi entender un recorrido vivo, una convocatoria a compartir gustos y emociones. Distintos géneros, distintas generaciones. Cada intérprete en el ejercicio de su propio estilo, reconociendo la creación del otro, atento a la voz de ese prójimo y a su recreación. Composiciones de aquel origen asociándose a intérpretes de hoy alejados aquí de una competencia artística con las versiones originales. Las obras elegidas tienen un carácter fundacional, inicial, y son interpretadas por artistas que, en algunos casos, hicieron su aparición mucho tiempo después, o se sumaron a la propuesta desde otros géneros musicales. Un vértigo entre el pasado y el presente y del presente al pasado que relativiza el incesante devenir de modas y estereotipos.

Hay clásicos en los temas elegidos, como rastros indelebles del rock nacional. Unos creados mientras se recorría el camino, otros en las trastiendas iluminadas por sombras y pensamientos imposibles, pero que, de una u otra forma, supieron aquello de perdurar en las calles.

Celebración del Rock Argentino: una forma de revisitar el comienzo; tránsito libre para tantas canciones que amamos.

Alfredo Lichter


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